Primera parada, la Antigua. Guillermo empieza la clase de ciencias naturales (¿protozoos? ¿qué nos está llamando?), plantas con flores, sin flores, con óvulos protegidos por ovarios, sin ovarios… ¿sabíais que los pinos tienen las flores macho abajo y las hembras en la parte superior de la copa? Y que es monoico, ya ves… Creo que ese pino nunca había recibido tanta atención. Terminamos justo a tiempo para dejar salir a las feligresas, y enfilamos hacia la plaza de la Universidad. Ups, nuestro guía ha pinchado, gajes de la bici, no hay problema, reparación de urgencia mientras el grupo atiende las explicaciones sobre los cipreses de la Colegiata. Después, hacia Núñez de Arce para ver un níspero escondido en un jardín sorpresa. Regresamos por Fray Luis de León, para llegar hasta la Plaza del Colegio de Santa Cruz, donde nos detenemos bajo el tejo, y aprendemos sobre su toxicidad y los mitos y leyendas asociados a este árbol. Ya es la hora de seguir ruta hasta la última parada, el Campo Grande. Compitiendo con los «cánticos» de los pavos reales, escuchamos las explicaciones sobre los diferentes cedros que podemos ver allí, y terminamos contemplando la encina desde la Fuente de la Fama, deseando que sea posible frenar el ataque de la «seca»,una plaga que las afecta desde hace poco.
Marzo a pedales: crónica de la ruta botánica
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